domingo, 7 de diciembre de 2008

Una Experiencia Inolvidable

Una Experiencia Inolvidable
Una experiencia inolvidable, hoy después de treinta y tres años he
tenido la oportunidad de volver a ver a mi colegio, podría decir que
es mi ex colegio, pero no es mi ex colegio es mi colegio, porque
creo que no hay nadie capaz de despojarse de estos recuerdos, podrá
ser un término legal esto de ex alumno, pero sentimentalmente no hay
ex alumnos, si desde ya es considerada como el alma mater, no se
puede hablar de ex colegios, la única forma de así referirse es
cuando se quiere o se necesita arrancarse de la piel tragos y
momentos amargos que a uno le ha tocado vivir, pero hoy no fue así,
a nadie se le hablaba de ex alumno sino de promociones.
Desafortunadamente fueron muy pocos en mi promoción, solo encontré a
dos que a duras penas logramos recordar uno del otro, pero igual, el
solo hecho de pertenecer a una determinada promoción nos daba esa
sensación de pertenencia y tal vez hasta de chauvinismo, propio de
los escolares que necesitan del grupo para decir que aquí estamos,
puede ser un sentimiento negativo, pero es un sentimiento real ese
afán de pertenencia de pensar .. Ah, tu eres de los míos...

Pero en fin, a parte de esos sentimientos iniciales, hoy fui después
de muchos años a pisar nuevamente esos pasadizos, no estaban muy
diferentes, o si, pero seria tal vez por que en mi mente quería que
siguieran permaneciendo allí, tal cual como los recordaba, paso a
paso, tratando de recordar como si fuera una película en blanco y
negro de todos mis pensamientos que a lo largo de mi permanencia en
esas aulas, no creo que podría llamarlas sagradas pero si notables,
esperaba ver a los auxiliares.

¡Señor!, les decíamos, no profe, ni teacher, nada de eso, esperaba
ver a los mismos empleados, allí estaban, pero en mi propia cinta
en blanco y negro, no ha cambiado nada, caminando por cada,
pasadizo, pase por el jardín de las barras, donde habían dos barras,
la mediana, que allí permanece, la grande que ya no esta desde 1974
y la chiquita que eran dos, pero que desaparecieron un poco antes.

Pasé cerca de la gruta, donde las promociones del 70 solíamos
sacarnos las fotos de fin de año, yo tenía una foto de esas, pero
desapareció en uno de esos tantos cambios de estación, también pase
por los salones donde mas de una vez hubieron reuniones donde se
quemaban cosas de dudosa procedencia, y donde recuerdo que también
hubo una gran borrachera un mes de Junio de 1975, creo que eran las
nueve de la mañana.

Seguir el recorrido se hacia cada vez mas agradable, y allí estaba
el kiosco de don Pío, no sé si quiero saber que habrá sido de su
vida, sólo queda en el recuerdo que allí se vendían los mejores
churros de crema pastelera del mundo, a veces muy calientes, otra
veces vinagrados, pero no importaba, porque en ese entonces, lo que
no te engordaba de daba diarrea.

Luego me encontré cara a cara con el refectorio, de que funcionara
ahora?, no lo sé, pero regresan a mi mente corriendo como en ese
entonces los recuerdos de que a veces nos llevaban al refectorio a
tomar una leche media rara, en tazas de alianza para el progreso,
nunca supe, hasta ahora, que cosa era lo que tomaba, pero como dije
antes, o te daba diarrea o te engordaba, ésta no engordaba.

¡Los camarines!, los camarines, allí están clausurados, con un
dibujo de una hoja de Huacatay dibujada en la pared –debe ser hoja
de Huacatay, porque no creo que sea de marihuana- clausurado tal vez
para no permitir que escapen de allí los recuerdos de tantas hazañas
o cigarros prendidos, antes de que llegue el profesor Cavero, y se
apaguen todos los puchos que allí aparecían, mis buenos recuerdos no
me permiten decir que los profesores sabían lo que allí ocurría,
¿tan vivos éramos?.

Luego estaba la cancha, ahora un terral, como sembrado invadido de
monte abandonado por los campesinos a causa del terrorismo, pero
allí estaba y mirando a través de la reja, uno se imaginaba aquellos
momentos en que lográbamos burlar la carrera de los perros a los que
les ganábamos por llegar a la pared y dar el salto a la libertad,
poniendo un pie en el taco de un árbol y el siguiente paso en la
cancha de la "Tito Drago", ya no me acuerdo ni para que nos
escapábamos, porque igual volvíamos por allí a entrar.

En el Hipólito, nadie llegaba tarde, porque cuando cerraban la
puerta, ya todos sabían por donde entrar, si sabíamos por donde
salir, era lo mas lógico, solo llegaba tarde el que quería, porque
no había excusa para no entrar por los ventanales, y la antigua
peluquería, aunque no la recuerdo muy bien, me parece que dejo de
funcionar antes del `75, cuando ya se veía llegar la debacle de la
disciplina en los colegios.

El gabinete de educación física, ya no inspira el respeto de
aquellos años con el profesor Ego Aguirre, conocido como el celebre
profesor con sobre nombre anatómico, apodo de origen desconocido
para mi, lo imagino, pero no lo aseguro, y la puerta auxiliar, donde
se ponía el vendedor de pan a la hora del recreo, ¡pan con Palta!,
la yuquita

No quería dejar de recordar el departamento de música y la
carpintería y el taller que albergaba un ómnibus que nunca conocí
por dentro, siempre lo estaban arreglando, en ocho años de
permanencia en el Hipólito, nunca lo utilicé, supongo que todos los
muchachos de mi promoción habrán pasado por lo mismo.

Y luego el patio de Honor, éste si esta cambiado, esta pintado, de
gala para recibir a los alumnos nuevos y antiguos, para recibirme a
mi para evocar tantos recuerdos.

La ceremonia por el 60º aniversario del colegio fue muy bonita y
variada pero lo más emocionante de todo para mi después de muchos
años fue escuchar el himno del colegio, la primera intención fue
cantar junto con los demás, pero un temor a que se escape una
lágrima de emoción, me inhibió de cantarlo mas fuerte, pero luego se
va uno adaptando a la música y terminas cantando, siempre
sosteniendo ese nudo en la garganta que te oprime el pecho al evocar
momentos tan agradables en esos patios que sirvieron de escenario
para tantas experiencias.

Se que no es ocioso recordar, las caminatas, las decenas de partidos
múltiples que se jugaban a la hora del recreo, ahora no puedo
imaginar como se podían jugar tantos partidos simultáneamente, en el
mismo patio en los quince o veinte minutos que duraba el recreo, y
las rayitas, con un solo bote, juegos de niños como la "pega", que
solo estaba permitido jugarlo hasta los de tercero de media, porque
los de cuarto ya éramos demasiado grandes para esos juegos.

Hoy he detenido el tiempo, hoy he vuelto a vivir los día de escolar,
en tantos años de mi vida, nunca había sentido la sensación de vivir
un mismo día dos veces, hoy he vivido un día que hace muchos años ya
lo había vivido, no importa si es mentira, pero yo lo siento así, si
ayer tenia 50 años, hoy tengo 50 años menos un día, porque este día
lo viví en el pasado, un pasado que no quisiera que vuelva, solo
quiero que exista, que sea parte de mi tal como esta, porque toda
esa vivencia para bien o para mal fue lo que determino lo que ahora
soy y donde ahora estoy, y esté como quiera que sea, me gusta que
así sea, con mis recuerdos, mis compañeros, aunque ya no estén
allí , pero están en mis recuerdos y si uno tiene recuerdos es
porque ha vivido y si esos recuerdos son buenos es porque ha tenido
un buen vivir y solo esto es la prueba de que estas vivo.

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